Miguel Nuñez
Las historias individuales se multiplican a medida que transcurren las horas en un país, donde el paso del tiempo es un proceso lento por norma. No es sencillo, de partida, acostumbrarse a un consumo de los minutos y segundos con otro ritmo cardíaco. Parece que el corazón se resiente al bombear vida casi al ralentí. Esta es una de las formas de entender los cambios para la mujer del Magreb.
La filosofía, cargada de discrección. Los comportamientos, escondidos en el disimulo y la mirada, fijada en un futuro a largo plazo. Todo ello convierte a estas mujeres en estrategas de primera. Saben, son conscientes, que la modificación del rumbo de su realidad pasa por su participación activa y decisiva. Pero, hasta entonces, sólo cabe esperar con paciencia y emprendiendo una profunda lucha a nivel individual que, sumada a nivel colectivo, retroalimenta la idea de que la unión hace la fuerza.
El hecho de estar sentada ante la gran pantalla que significa la vida no es sinónimo de haber bajado los brazos. Todas, a su manera, asumen que son agentes activos para provocar cambios sustantivos en el entramado de la conciencia social. Arrimarse a colectivos como 100% Mama, derriba, de forma inmediata, el complejo y condena de ser madre soltera para pasar a formar parte de una larga lista de nodrizas con un porvenir.
Combinar el trabajo y la maternidad, ahora ya es posible para las primerizas y las veteranas en esto de prescindir de los hombres a la hora de sacar una familia adelante. La mirada se pierde en un punto de fuga todavía desconocido. Ya falta menos para lograr desvelar uno de los secretos sociales mejor guardados de la Historia...
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